La yegua que susurra a su amazona: Bahía

Bahía: Yegüa Blanca
Elena Ortega

Elena Ortega, alocada, vivaz, oportuna y alegre, quizás heredera de la sonrisa tailandesa, es la impetuosa amazona que a lomos de “Bahía” surca el horizonte de su felicidad. Una felicidad compartida mujer contra mujer: yegua y amazona.

De fuerte carácter derrocha sonrisas y lágrimas. Elena es la alegría de la vida, la jaca desbocada por el sentimiento de libertad, una promesa del periodismo de investigación, una escritora novel que desborda pasión por su trabajo y por su amiga del alma, su melliza, una inconfundible yegua nevada con nombre de refugio marino; cuarzo de arcoíris que busca la paz, la tranquilidad, la noticia, las historias que destacan afectividades; es la ternura de un encuentro, el beso al alba, las lágrimas de un recuerdo, la luz del amanecer, el conflicto para zonas rebeldes, la descubridora de crónicas ocultas, el referente y la exploradora que escudriña al desconcierto.

Morena, de larga melena, tez cordobesa y ojos enigmáticos, es la trasparencia de un corazón que aún derrama emociones traslúcidas por José Luis, su abuelo.

Elena es la misión absurda de sus contrarios, la protagonista de una misión imposible llevada siempre a buen término. Es la fuerza motriz de una pasión, de una forma de vivir, de un placer por descubrir; es el incendio, la huella en el camino, la naturaleza salvaje del viajero, la marca de un lema: “Ni una más”, el sudor del esfuerzo, las mil y una noches en el corazón del peregrino; el blanco inmaculado de una imagen, el temperamento del investigador, el genio del escritor, la incertidumbre del lector, la condición del temerario que busca el mayor éxtasis posible en la consecución del hallazgo. Continuar