Abriendo la mente. Falacia ad hominen.

Falacia Ad Hominem; ¿los grandes y estudiosos #Psiquiatras, compréndase la ironía ‘Modo On’, estudian el momento en el que el fanatismo se introduce en el cerebro de sus pacientes o acaso obviando dicho momento, en beneficio de la industria farmacéutica y sus propios bolsillos inquisidores, miran a otro lugar muy alejado de los derechos e intereses de sus pacientes: ‘NO enfermos’?

Falacia Ad-Hominem. 👈 ¿Es acaso este término descriptivo de lo que demostraron los supuestos profesionales y la alta dirección del Hospital Infanta Elena de #Valdemoro cuando en aquel encuentro de finales del 2016, el cual exigí, me dieron la razón como a los locos mostrando corporativismo posterior como les garanticé que harían?
 
«La falacia Ad Hominem o Ataque Personal es una falacia que consiste en atacar a la persona que emite un argumento, desacreditándole para que los demás no lo tengan en consideración.»
 
Cuando el fanatismo se viste de #psiquiatra el poder público y la autoridad médica le encubre frente a los más indefensos, siempre que esos indefensos no tengan la fuerza de voluntad para ideológicamente derrocar al poder reinante.
 
«Cuando el Fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable.» #Voltaire.
 
¿Es acaso esta la enfermedad propia causada por la elitista prepotencia y arrogancia de la #Psiquiatría?
 
Desconfíen de los discursos y diagnósticos emocionales que por venébolos que aparenten ser o por bien que les hagan sentir, tanto como los fármacos psiquiátricos esos que genéran suicidios y violencia, no dejan de ser emitidos por vendedores de humos, picos y palas, ya sean del sector supuestos llíderes del ‘coaching emperador’ disfrazados de Coach exitosos o de #Psiquiatras copartícipes del abuso de poder financiero y afan de opulencia de la #IndustriaFarmacéutica.

Si la ciencia no cree en verdades absolutas, ¿el poqué el veneno del enamoramiento aturde incluso a mentes adisetradas en la ciencia?

Mi formación es científica, técnica y humanista.
 
 
1 de agosto, 2018 
 
(…) El filósofo tiene hoy el deber de desconfiar, de mirar maliciosamente de reojo desde todos los abismos de la sospecha. «Más allá del bien y del mal» (1886), Friedrich Nietzsche.
 
La incredulidad resiste más que la fe, porque se sustenta de los sentidos. «Del amor y otros demonios» (1994), Gabriel García Márquez.