Entrevista a Carlos Inda, Pintor Internacional de Arte Abstracto

Carlos Inda

Carlos IndaAutodidacta, alto, de aspecto bohemio y emotivo, con pelos desaliñados y cenizos, de mirada profunda y brillante, a veces tímida y otras extrovertida, se abraza al Arte como al dulce veneno de la vida. Mortífero en sí, es la vivaz manifestación del alacrán. Con carácter desenfrenado e imaginativo la creatividad que le desborda conspira en las sombras y colorea con trazos suaves, vertiginosos, rígidos, pausados… líneas al aire, bocetos de cuadros aún por impregnar en tapices de sensaciones.

En la sempiterna búsqueda de su Gran Obra Maestra, la que jamás piensa llegue a conseguir en vida, se entierra en el cráter que su soberbia imaginación socava, para encontrar la perfección abstracta de su obra.

Escultor de lienzos expresionistas y pintor de sueños, compone música indeterminada desde el espectro luminoso que crea la chispa mágica y seductora del arco iris. Carlos Inda, es la mejor versión crítica de sí mismo. Autor de cuadros como “La Pasión según San Mateo” o “Lo Etérico en el Zen” entre otros, se constituye en la idealización de la perfección artística, la verdad de sus verdades, el fruto de un solo amor eternamente fundido de dos cisnes surcando el azul de una soleada aurora vasca, en los albores primaverales del año 1954. 

De padres humildes, nace en las lluviosas tierras norteñas de la Península Ibérica en una familia que supera la ficción si recordamos la serie americana “Eight is enough”, aquella en la que con ocho hijos bastaba. Último de diez hijos es el artista de la familia, quien quedó emponzoñado por el arte y, con exclusividad, se dedica y ha dedicado desde su adolescencia a la pintura.

Carlos Inda desata noble pasión por el arte pictórico y destaca el amor que profesa por los ojos y el alma de su guía espiritual y emocional, su mujer, sin perder el norte del recibido desde la cuna.

Doña Petra su referente, encarnizada luchadora y rompedora, trabajadora y mujer de su época, su abuela. Tomas y Carmen sus padres. Y como no podría ser de un modo menos noble, se detiene y emociona en el cariño y la pasión que profesa por sus dos nietos de nueve y once años.

Padre orgulloso de una niña y tres hijos, se casa con diecisiete años. El paso del tiempo recrea madurez y, sin romper la relación de amistad, afección y cercanía humana con su primera señora, se separa y se vuelve a casar con su actual bastión, el refugio de sus noches y días, el placer de la compañía y la guía de sus pasos, el arte mayúsculo y la imagen de una musa, el cariño y la libertad.

Alumno del fallecido Bonifacio Alonso, e influenciado por artistas como Amable Arias José Luis Zumeta es amigo de Juan Chillidasobrino de Eduardo el autor del Peine al Viento y tantos otros grandes artistas donostiarras.

El escultor, Rafael Martín,  fallecido el día de Navidad del 2015, nos presenta en una amena degustación gastronómica en la Sociedad Vasca Ategorrieta.

Amante del último cuadro del Italiano Amadeo Modigliani Retrato de Jeanne Hébuterne, flota con El abrazo de Rodin, se sobrexcita con Caravaggio, sobrevuela espacios de creación escultórica con Henry Moore. Ama Donostia por su tranquilidad, su folklore, su deporte – el remo o la pelota vasca -, la cultura y su gastronomía – la que tengo el placer de saborear en su compañía, un día antes del encuentro- . 

De sabor picante, olor a salitre, pasión pictórica e imaginación azul, enaltece el Himno Hippie a la libertad, a la creatividad y al combate contra las responsabilidades políticas representados en la letra y música de Imagine” de John Lennon y adoptado como Himno oficial de la organización humanitaria Amnistía Internacional. Bebe del arte de Juan Sebastían Bach, disfruta con Robert de Niro Bob Dylan, con películas como El Séptimo Sello” de Ingmar Bergman, con cualquier Poesía de Charles Pierre Baudelaire, con escritos del danés Thomas Winding o el cine negro americano.

Agradece el gran éxito conseguido, a su actual y último enlace matrimonial un 11 de Septiembre. Se apena con el fracaso de no haber hecho aún lo suficiente en su trabajo. Se marea con los que no callan, teme la desgracia familiar. Le hace perder el norte – la envidia-. No soporta vivir sin “el Carpe Diem” (Carpe diem quam minimum credula postero”/ “aprovecha cada día, no te fíes del mañana”)

Realista de corazón y culé por vocación, habla Euskera, Castellano y Francés.

Autor independiente fué llamado a visitar (fechas antes de esta entrevista) para exponer en París, en “La Marine Puteaux” a finales del 2014 y es uno de los seis protagonistas del corto dirigido por Ricardo Erialte, donde Alfredo BikondoaDiego BasalloJosé Luís RománAsier Lazpiú Alex Garmendia comparten rodaje con Carlos Inda.

Deportista de disciplinas dispares como el Fútbol o las Artes Marciales, ha jugado en las primeras categorías de la Real Sociedad @RealSociedad, y practicado Judo y Kárate. 

Viajero incansable opina que las culturas enriquecen al ser humano, más que una Monarquía Parlamentaria. 

Ha viajado por todo el mundo pisando tierra en Estados Unidos, Tailandia, y parte de Europa entre otros lugares. En España podría encontrar un alfiler. El viaje de su vida y su mayor apuesta, aún pendiente, la India Budista, cultura que le embelesa. Quiere comprender por que existiendo en aquellos territorios tantísima pobreza, existe la alegría. En su corazón se clava la mirada de cualquier niño riendo y sumergido en una cultura de pobreza.

Opina en semejanza a su maestro Bonifacio que la pintura tiene sus riesgos, dice Carlos: “Bonifacio nos deja en sus memorias una frase donde refleja que el arte del toreo es menos peligroso que el arriesgado oficio del artista – La pintura da más cornadas que un toro – Bonifacio fue también torero a demás de arrantzale y virtuoso de la pintura”.

Carlos Inda quien tolera y respeta a los antitaurinos, no ve en el toreo el asesinato o la crueldad sino el arte impreso en la tragedia, aquella que está inmersa en la cultura, el arte de saber pintarla aunque no sea de agrado.

Continuar con la entrevista…