A ti, permíteme el tuteo, que naciste un lunes de octubre del 46. Hoy al borde de los setenta años de edad deberás de saber que tu fortuna, más allá de estar marcada por la magia que encierra la luna cuando se observa, es el sexto sentido bastante agudizado que manifiesta una persuación singular que de seguro te ha permitido eludir colectivos y gente inútil; gente yerma que inoculan el amargo veneno de la desesperanza.
Por infortunio o probablemente por suerte, ya lo decía Nicolas Berdiaeff, y así lo podemos leer al comienzo de la obra de Aldoux Huxley: «Un mundo feliz«, «Las utopías aparecen como bien más realizables ahora que lo se creía en antaño. Y nos encontramos actualmente teniendo una cuestión, bien de otro modo, angustiosa: ¿cómo evitar su realización definitiva? Las utopías son realizables. La vida camina en pro de realizar utopías. Estamos en un siglo que apenas comienza, un siglo donde los intelectuales y la clase cultivada alientan a las medianas a evitar las utopías y volver a una sociedad no utópica, menos perfecta y menos libre…», y a pesar de haber sido escrito este pensamiento al comienzo del pasado siglo XX continúa vigente en una sociedad obtusa y enfermiza en plena era de la comunicación tecnológica, 2016.
A ti Juan José Tamayo (a quien conocí el pasado jueves 16 de junio del presente) debo de agradecerte el aliento al estado existencial de mi alma. Fue rocío que mentolado sacudió mi esencia, que reavivó mi espíritu de lucha intrínseca y mi lealtad a los ideales de siempre, esos valores que aparentan ser invisibles hoy día pero que siempre renacen de los rescoldos pulverizados cuando un príncipe sin reino amanece por el horizonte entonando un canto a la libertad.
Esta carta es para ti, porque iluminas sombras entre «ángeles y demonios» cuando debates con raciocinio y respeto, educación poco conocida hoy entre libertinos opresores del prestigio en foros, en conferencias y lugares de culto a la libertad.Quedo a la espera de un agradable encuentro junto a un par de tazas del mejor café gourmet que podamos saborear.
Siempre a tu disposición y bajo el paraguas de tu conocimiento crítico.
Joan Manuel Serrat