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Atención, sin ánimos de ofensas o recelos, tengan cuidado aquellos que por su osadía se exponen a ser calificados por mí. Puede ser que se queden en algún cruce de caminos más temprano que tarde.
Soy quien soy ni más que nadie, ni menos. No busco fama, si llega llegará. No sigo a ningún gurú, me sigo a mi mismo acompañado y acompañando a otros que lo deseen. No busco duplicar, triplicar o multiplicar por cientos de miles las visitas a mi web; no busco que nadie cambie mi esencia al igual que no deseo cambiar la de otros, simplemente soy quien soy: único y en esa única esencia pido respeto, al igual que respeto otras formas de actuar, de ser, de enfrentarse a los propios retos; otras opciones, ni mejores ni peores, sino diferentes, tal vez rarezas y no por ello erróneas.
Es ahí donde radica la gestión de mi Marca.
Ha habido en mi camino muchos que han prometido y después se han desinflado, muchos que han buscado el interés personal por encima del interés del cliente, muchos que han querido patinar con cuchillas sobre grandes cimas y ofrecerme el éxito, quienes han conseguido con ello desestabilizar ciertos proyectos propios y ajenos en los que puse toda la carne en el asador y me hicieron fracasar.
No vengo de vuelta por que reconocer estar de vuelta es como decir que todo lo sé. Reconozco que a diario se aprende. No quiero dejar de ilusionarme día a día con cualquier momento que me sirva como píldora para ser feliz. No busco la eterna alegría, sino el volumen de momentos en los que sonreír y alegrar a quienes me rodean. No admito la estafa o el asalto emocional a las propias convicciones, no permito la irracionalidad, la falsedad, la deslealtad, la mediocridad. Ya no aguanto a quienes piensan en el dinero por encima del valor de las emociones.
Cuando la vida pone a prueba, en muchas ocasiones, es muy cruel. Y en esa inhumanidad quizás fuese el momento en el que puedo aferrarme para decir que tuve esa suerte, la suerte de fracasar para renacer del polvo de mis propias cenizas, esas en las que me desintegré para florecer en el medio de un hermoso prado rodeado de mejores personas con las que encaminar un nuevo rumbo, un rumbo que a pesar de aquellos verdugos del pasado, de esos otros incrédulos y abogados de la desilusión, de esos payasos y bufones de palacio, de esos actores desheredados de los escenarios o de esos otros personajillos que, en un presente, aparecen y en un futuro querrían buscar cotas poder económico, reconocimiento o fama a mi costa, para bien o para mal. A pesar de ello seguiré recorriendo el camino con la pasión que me desborda y con la confianza en mí mismo, no en las creencias de los demás.
Con esto habrán quienes puedan sentirse ofendidos y quienes no, quienes crean que no llegaré a ningún lugar o quienes piensen que me comeré el mundo, quienes opinen diferente a mí y quienes me seguirán acompañando, quienes recitarán como papagallos episodios grotescos enfundados en trajes remendados por rombos, quienes alabaran paisajes llenos de candor, quienes se añadirán por si mismos al encuentro de la lealtad, la felicidad, la calidad y la excelencia en el camino que emprendí o quienes se alejen en algún cruce frente a brumas o borrascas, por confusión, por ausencia de voluntad, fuerza, valor o integridad.
La originalidad es siempre parte del éxito de quien consigue pequeños triunfos a diario y las imitaciones son prótesis con las que se transita a trompicones o se sigue vivo de prestado.
Juanjo Sánchez ©
8 de septiembre, 2015