Procesos de Selección Profesional asignatura pendiente de los Departamentos de Recursos Humanos.
Hace unos días escribía: «Cada vez que hablo con alguien y trata de imponer soluciones a problemáticas de las que están alejados por comodidad, por no haber sido vapuleados, por estar ajenos a las consecuencias reales de la sinrazón de un sustantivo poder sistemático que ahorca a sus ciudadanos, mi pensamiento cabalga en libertad alejándose de la toxicidad adquirida y la incapacidad de superación de dichos sabios, quienes con dogmas y sin madurez, sin destrezas, se aventuran a aconsejar sin haber vivido las experiencias de quienes se atreven a asesorar.»
Hoy escribo de nuevo, tras otra noche más que se disuelve en la mañana y sin dormir, buscando una solución de extremada urgencia:
«El desprecio a la vida que muestran aquellos reclutadores empresariales que deciden arbitrariamente cuales son los requisitos, muchos de ellos innecesarios y casi todos discriminatorios, para acceder a un trabajo digno; las estrecheces de mentes dementes ancladas en metodologías poco innovadoras y exigiendo currículums tradicionales para NO evitar el efecto halo, es decir, el sesgo cognitivo más frecuente en el que fracasan los departamentos de Recursos Humanos a la hora de ser equitativos y objetivos frente a la selección de personal, llegando a dejarse llevar por las aperiencias físicas y curriculares del candidato; el sistemático proceso selectivo dividido en cientos de opciones, sucursales, zonas territoriales (siempre locales, distritos dentro del município, comarcales, provinciales, autonómicos, nunca nacionales), sectores de empleabilidad, y un recalcitrante etcétera provocan que nos sintamos los buscadores de empleo decepcionados, defraudados y acosados, así como discriminados y agredidos e indefensos contra unos derechos fundamentales recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
No es de recibo ni legítimo que me esté sintiendo desahuciado laboral, profesional y económicamente por causas socio-políticas y a causa de la descentralización autonómica, a causa de la estupidez supina de los prejuicios, desconfianzas y las pajas mentales que quienes no me conocen se dejan de llevar por sus formas de ser y hacer o deshacer, prometer para luego mentir, (algo muy habitual en esta España llena de hipócritas), ejemplo: solicitudes administrativas bajo silencio administrativo. (Ahí queda eso).
No es de recibo que el derecho a mi propia seguridad personal, el situarme por causas ajenas junto a la esclavitud y en el limbo administrativo y financiero, siendo torturado de facto psicológicamente recibiendo trato vejatorio, discriminación y desigualdad entre semejantes, ofrezcan una imagen empañada de mi personalidad y profesionalidad por vivir en una época contemporánea en la que aparecen por doquier, cada día más, imbéciles a mansalva.
En definitiva, ¿qué vamos a esperar de nosotros mismos cuando, tras valorar que es lo que más nos conviene, tomamos una decisión y esta se ve afectada por el error constante en la valoración psicológica del proceso?»
«Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios»
Alexander Pope
Juanjo Sánchez
22 de agosto, 2018